Bálna

La arquitectura de la capital húngara es excepcionalmente diversa. Además de los muchos estilos fácilmente identificables, son los edificios únicos y singulares, como el Bálna, los que hacen que Budapest sea tan especial. La base del edificio la conforman almacenes industriales del siglo XIX, originalmente construidos para almacenar y gestionar la carga transportada por vía fluvial, razón por la cual se ubican en pleno centro, a orillas del Danubio. Sin embargo, a medida que el transporte fluvial fue perdiendo importancia con el paso de los años, los almacenes se deterioraron y, para el siglo XXI, ya estaban en mal estado. Tras un largo periodo de renovación y construcción, el complejo alcanzó su forma actual en 2013, conservando parcialmente su estilo original pero con un nuevo propósito y una audaz ampliación. La parte central de los almacenes fue sustituida por una estructura alargada con forma de ballena, cubierta por triángulos de cristal. Esta forma única inspiró su nuevo nombre: “Bálna”, que en húngaro significa ballena. El nuevo edificio fue concebido originalmente como un centro comercial de cuatro pisos con algunas salas para eventos, pero debido a la falta de inquilinos, su uso fue cambiando con el tiempo. Hoy en día, el Bálna se utiliza principalmente para exposiciones, eventos y rodajes, mientras que en los niveles inferiores aún funcionan restaurantes y bares. Esta transición fue posible gracias a su ubicación céntrica, su apariencia futurista y sus modernas instalaciones. Entre sus características se incluyen amplios espacios diáfanos con techos altos, baños, duchas y vestuarios, además de un aparcamiento subterráneo, un montacargas y tomas de corriente de alta tensión en casi todas las zonas del edificio.