El extenso complejo industrial de la era soviética operó durante cincuenta años produciendo óxido de aluminio, hasta que cerró una década después de la transición política. Gran parte del sitio se utilizó para almacenar lodo rojo, un subproducto industrial de la producción de óxido de aluminio, que ha dejado una distintiva mancha roja oxidada en muchos edificios y en el suelo. El lugar está salpicado de grandes edificios de fábricas en desuso que aún albergan equipos históricos. Las salas de producción abandonadas no solo ofrecen ubicaciones inspiradoras, sino también condiciones ideales para construir escenarios amplios, ya que el área está cerrada, aislada del público y a solo una hora en coche de Budapest, la capital de Hungría. La fábrica ha atraído numerosas producciones, incluida una que transformó el lugar en una ciudad del Medio Oriente, aprovechando al máximo el polvo rojo intenso que crea un fondo perfecto para escenas desérticas y exóticas.