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Viena es una de las muchas ciudades conectadas por el Danubio, solo que aquí no atraviesa el centro histórico de la ciudad, sino que fluye a su alrededor. Por el centro de la capital austriaca solo pasan pequeños arroyos en estrechos canales con lechos bajos de hormigón y sin orillas. Más lejos del centro, el paisaje es a la vez más moderno e industrial a lo largo de la corriente principal, y también más verde y bordeado de árboles. Estas amplias zonas ribereñas están menos frecuentadas por los turistas y constituyen tranquilos lugares de recreo para que los locales disfruten de un paseo, de alguna actividad deportiva o de una bebida. En estos muelles suelen estar amarrados barcos y botes, y algunos permanecen allí permanentemente abiertos como cafés y bares. Algunos lugares tienen como escenario edificios más históricos, mientras que otros tienen modernos rascacielos, lo que ofrece a los cineastas una diversidad entre la que pueden elegir libremente. Otra característica favorable al cine es que aquí las orillas opuestas del Danubio están bastante cerca, lo que ofrece la oportunidad de rodar fácilmente escenas de acción entre las orillas o entre una de ellas y un barco. Estas anchas orillas de hormigón están lejos de las carreteras y aceras concurridas, lo que las convierte en lugares tranquilos para las producciones.